“A mí, que no me lo cuenten”

Soy periodista. Me costó lo mío estudiar lo que siempre había querido estudiar y si en algo no me he equivocado, ha sido en la elección de mi profesión. “A mí que no me lo cuenten”. Ésta es la frase que describe esa curiosidad que corre por las venas de cualquier periodista con vocación. Ya puede ser la visita del Papa Benedicto XVI, el Habemus Papam, la vía catalana, la celebración de la victoria de España en el Mundial, el 15M… Cualquier evento que se pueda catalogar como “momento histórico” es un caramelo para un periodista y ahí tiene que estar, solo, acompañado, celebrando el evento o avergonzándose de no haberse podido quedar en casa.
– Lau, pero si a ti te da igual el Papa que salga… Sí, pero es un “momento histórico”. ¡¡Fumata blanca!! ¡¡Fumata blanca!!… Esto, en el mejor de los casos,  cuando esa chimenea de la capilla sixtina está lo suficientemente limpia como para que el color del humo no confunda. Miles de personas esperando ese humo, sólo tiene que quedar claro el color y ni eso. La cuestión es que… ¡¡Habemus Papam!! ¡¡Habemus Papam!!… y las campanas de todas las iglesias del mundo suenan al unísono. ¡Es un super evento! Un momento histórico que viviremos muy pocas veces en nuestra vida y sí, me da igual quién salga al balcón, ni lo conozco, ni voy a esforzarme demasiado por saber nada de su vida. Como mucho, haré un google para comprobar que, esta vez, han tenido más ojo y no han escogido a un ex miembro de las juventudes hitlerianas. Pero, por algo, toda esta gente de la Iglesia ha montado este espectáculo.
– ¿Ha salido ya al balcón? ¿Cómo se llama? Sale ya, sale ya… En unos minutos, el nuevo Papa sale al balcón y ahí estás tú, sentada en el sofá, con un pequeño cosquilleo en el estómago que te parece incomprensible. Pero, ¿por qué estás nerviosa? Si a ti esto te da igual, te dices a ti misma. Tu compañera de piso se ha ido a su habitación, después de mirarte con cara de… ¿pero qué me estás contando? Y decirte: “estás fatal”.
Y ahí sigues, en el sofá, esperando que salga ese hombre que será insignificante en tu vida.
Entonces la escuchas, ¿ha salido ya? ¡Pero tú no decías que a ti te daba igual! Sí, pero ya que lo estás viendo…
Pues sí, así son los medios, crean ese sentimiento de… pero, si hay tanta gente que lo está viendo, ¿lo tendré que ver yo también no?
Pero yo, que sufro en mis carnes el sentimiento “a mí que no me lo cuenten” no puedo quedarme con la versión de los medios. En el caso del Habemus Papam, me tengo que conformar, porque no puedo estar en la Piazza San Pietro disfrutando en directo del evento. Si pudiera, allí estaría, por supuesto. Pero, cuando las cosas pasan aquí, cuando puedo salir a la calle y vivir un momento histórico en mis carnes, ahí es cuando surge el dilema.
Debo confesar que, afortunadamente, no estoy sola, el “a mí que no me lo cuenten” lo comparto con mis amigas de la universidad, también periodistas.
“¿Dónde nos metemos para que no nos contabilicen?”. Éste es el gran dilema al que nos enfrentamos cuando hemos sido arrastradas por el “a mí que no me lo cuenten” a un evento que choca con nuestra ideología política. Somos débiles, sabemos que contra el sentimiento “a mí que no me lo cuenten” no hay equipos, ni patriotismos, ni ideologías políticas… Odiando la Iglesia, el “a mí que no me lo cuenten” puede llevarte a verte rodeada de niñas de trece años cantando … “Benedicto, equis, uve, palito”.
Sabemos que sólo unos pocos nos entienden. Pero, si es un momento histórico, allí queremos estar, mirando, observando, analizando… No vamos a permitir que nos lo cuenten.

Barcelona 2013

Barcelona 2013

6 thoughts on ““A mí, que no me lo cuenten”

  1. Ay Laura! Aquí de viernes night leyéndote y dejando “que nos lo cuentes”. De lectura de cabecera. Y ahora ya, a dormir, q mañana el evento lo tenemos aquí!

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