¿Os ha pasado, alguna vez, que habéis vivido algo con tanta euforia, intensidad e ilusión que se os ha ido de las manos? Quiero decir, ¿habéis experimentado uno de esos momentos en los que te vienes arriba y entras en un proceso de flipamiento máximo que culmina con la sensación de estar encantad@ de conocerte? Hablo de ese sentimiento que, en el caso de las chicas, te convierte en una especie de Lina Morgan bajando las escaleras del teatro cantando ese “Gracias por veeeeeniiiir” con juego de piernas, brazos en cruz y plumas en la cabeza incluidas. En el caso de los chicos, sería como si hubiesen sido abducidos por Luciano Pavarotti y hubieran acabado cantando el Vincerò! en la ópera, con los brazos abiertos y la mirada hacia el cielo. ¿Lo identificas?
Si estás identificando este sentimiento, es que, alguna vez en tu vida, has entrado en lo que yo llamo el “modo ascensor”. Os pondré un ejemplo práctico para que me entendáis.
Te invitan a una fiesta de disfraces. En un principio, tenías pensado ponerte un gorro muy mono y pintarte un poco la cara. Pero, empiezas a disfrazarte y entras en modo ascensor. ¿Y si me pongo esto? ¿y esto otro? Total, que te has venido arriba y lo que era un gorrito muy mono acaba siendo un disfraz de los que no pasan desapercibidos. Llegas a la fiesta, todo el mundo te mira y piensa: ésta se ha venido arriba.
Éste es sólo un simple ejemplo. Pero, el “modo ascensor” es mucho más complejo y puede abarcar cualquier faceta de tu vida. Es decir, que puedes venirte arriba a nivel profesional, sentimental, social… Nunca estamos a salvo y os aviso, entrar en “modo ascensor” es muy peligroso, porque cuanto más alta es la subida, más fuerte será la caída. No siempre tienes que pegártela, pero, como norma general, te la pegas. Vamos, que te metes un ostión de los que hacen historia.
La ostia llega cuando tomas conciencia de la realidad y te das cuenta de que tu propio optimismo te ha jugado una mala pasada. Es lo que vulgarmente se podría definir como un “zas, en toda la boca”. Entonces, empieza lo más duro. Ahí, da comienzo el proceso de desflipamiento. Este proceso tiene como finalidad acabar tocando de pies a tierra. Y claro, cuando tocas con la puntita del pie el suelo y te dispones a poner la planta, te vienes abajo, te hundes… Ahí es cuando la frase: “Voy a morirme un rato, ahora vuelvo” empieza a tener sentido para ti.
Sí, ese es el peligro de entrar en “modo ascensor”. Es lo que tiene venirse arriba, todo lo que sube, baja y si bajas, caes. Lo bueno es que una vez estás en el suelo, sólo te queda levantarte, porque como alguien dijo algún día: “caerse está permitido, levantarse es obligatorio”.
Hay quienes no caen nunca, porque así lo han escogido. No se arriesgan, no se flipan, no tienen alas, no vuelan. Suben siempre por las escaleras, porque tienen prohibido entrar en “modo ascensor”. Son esas personas humanas que viven “con los pies en la tierra”. Yo soy de las que prefiere entrar en “modo ascensor” de vez en cuando, me parece más divertido. Me gusta la sensación de dejar de tocar el suelo, coger el ascensor y volar. En el fondo, sé que la mayoría de las veces tendré que bajar. Pero, me merece la pena, porque esas pocas ocasiones que tengo la suerte de poder quedarme arriba, que las hay, llego a tocar el cielo y supongo que ya sabréis que no se puede pretender tocar el cielo con los pies en la tierra.
¿Y vosotr@s? ¿Cogéis el ascensor o preferís las escaleras?
ajajjajaj gracias por venirrrrrrr!!! agradecida e ilusionada, solamente puedo decir, gracias por veniiirrrrrrrrrrrrrrr …..si lo piensas bien, traducido al modo ascensor sería :….gracias por vivirrrrrrrr!!! Vivir, ahi esta la clave.
creo que el punto medio está en venirte arriba pero……coger las escaleras de vez en cuando… y digo creo! 🙂
P.d. Estaba esperando tu post con impaciencia. Lo quiero, lo necesito.
Buenismo Laura,me encantas
jajajaja, estando contigo es muy fácil entrar en el “modo ascensor”….me encanta!!!
¿Por qué será que te he visualizado a lo Lina Morgan bajando por esas escaleras? Jajajajjaja!!!